Chicago es una ciudad a la que le tienes cariño antes de ir. ¿Por qué? Quizá porque nuestra visión de ella es a través del cine y el cine la ha dejado muy bien. En Chicago se han rodado y se han ambientado muchísimas buenas películas, entre ellas El Golpe (1973), con Paul Newman y Robert Redfort; The Blues Brothers (1980), El día de la marmota (1993), Alta Fidelidad (1999), Camino a la perdición (2002) o distintas historias de gángsters en los años 30. Así que, cuando uno va a Chicago, se espera encontrar en cierto modo con una ciudad cultural y lo cierto es que no se decepciona.
Empecemos por el principio de la mano del Blog de Mi Maleta. Uno llega como turista y… ¿Qué debe hacer? Lo mejor es acercarse al centro de la ciudad y recorrer la avenida Michigan, pero eso es mucho decir, porque esta avenida es larguísima y comprende el Boulevard Michigan y casi toda la zona conocida como Michigan-Wacker en el Distrito Histórico. En un extremo de la avenida, al este de Chicago y junto al Lago Michigan, está el Museum Campus de Chicago, donde podemos visitar el Planetario Adler, el acuario, el Museo Field y el Soldier Field (estación de metro Roosevelt, línea roja). Desde aquí se puede disfrutar de una impresionante vista de los rascacielos de la ciudad.
Luego podemos continuar nuestra ruta hacia el Impresionismo y Postimpresionismo del Instituto de Arte de Chicago por la propia Avenida Michigan o por el Grant Park, que está a la derecha de la avenida. Este museo de arte es uno de los más importantes del mundo. Como peculiaridad, entre cuadros de Rembrandt, José de Ribera o El Greco, hay una pieza un tanto especial: El retrato facial expresivo de Juana de Arco, que puede ser tocado por ciegos y niños. Además, delante del museo en Adams St, está la señal de comienzo de la ruta 66.
La siguiente parada es Millenium Park o Parque del Milenio, de 10 hectáreas de extensión, situado entre las avenidas Michigan, Columbus Drive y las calles Randolph y Monroe. En este parque destacan el Pabellón de Conciertos Jay Pritzker o Edificio Auditorio diseñado por Frank Gehry, la fuente Crown Fountain del artista español Jaume Plensa y la escultura Cloud Gate de Anish Kapoor, que la gente ha bautizado por su forma como “The Bean” (la alubia).
Después de los parques, la avenida sigue con rascacielos a ambos lados hasta el puente de la Avenida Michigan, donde puedes coger una barca y dar un paseo por el Río de Chicago. Este paseo merece realmente la pena, ya que te explican todo y las vistas arquitectónicas desde el río son impresionantes.
Al norte del río, es decir, cruzando el puente que hemos dejado de lado para subirnos a la barca, está la parte de la Avenida Michigan que se conoce como The Magnificent Mile (o simplemente The Mag Mile), en donde puedes encontrar restaurantes, tiendas bastante lujosas, edificios de oficinas, hoteles y varias empresas de comunicación, como el periódico Chicago Tribune.
En este área se encuentra la famosa Water Tower, el parque del mismo nombre con su histórico reloj y el centro comercial Water Tower Place, de ocho pisos. Después del centro comercial, se encuentran el famoso John Hancock Center, el Edificio Palmolive con su estilo art deco (también conocido como el edificio Playboy) y el Hotel Drake. Al John Hancock Center, que es un edificio de finales de los 60, es muy recomendable subir para ver las vistas. Dicen que una de las mejores vistas de la ciudad de Chicago es la que puede observarse desde el baño de mujeres del restaurante que hay en la planta 95 del edificio y, de hecho, de manera ocasional, los hombres son invitados a disfrutar de esta vista. Después de todos los rascacielos, nos encontraríamos al norte la playa de Oak Beach y, tras otro largo paseo la playa de North Avenue Beach.
Si nos olvidamos de la Avenida Michigan, nos quedarían pendientes algunos lugares emblemáticos aún, por ejemplo, el Navy Pier, que para muchos es la atracción turística por excelencia, ya que, además de ser un pequeño y bonito parque de atracciones, reúne otras ventajas como que es accesible desde el centro, tiene una vista estupenda del Lago Michigan y desde allí también se pueden coger barcos para pasear por el mismo. Se podría decir que sirve de separación entre Oak Beach y Millenium Park.
Otro lugar que no hay que perderse es la Torre Sears (renombrada actualmente como Torre Willis). Cuando se inauguró era el edificio más alto del mundo (superando incluso al World Trade Center de Nueva York), pero hoy es el tercero más alto del mundo y la torre más alta de América.
¿Qué más puedo hacer en Chicago?
Pues una idea es ir a ver un partido de béisbol al estadio de los Chicago Cubs. El Wrigley Field es uno de los estadios de ligas mayores de béisbol y está en un barrio al que también merece la pena echar un ojo. Otro plan es visitar el mítico Kingston Mines, el bar más famoso para escuchar blues de Chicago que se encuentra en el barrio de Licoln Park, por el que también merece la pena dar un paseo. Y si queremos conocer una zona residencial de la ciudad, podemos ir a ver la casa de los Obama, que está situada en el barrio de Hyde Park, muy cerca a la prestigiosa Universidad de Chicago.
¿Y para comer y salir?
No debes dejar Chicago sin probar su pizza típica que es la deep dish del Giordano’s. Para tomar unas cervezas, ten en cuenta que los miércoles puedes beberlas a un dólar en cualquiera de los bares Louie. Si quieres ir a un concierto, el Lincoln Hall no te fallará.
Y para salir por la noche te recomendamos el McFadden’s, que abre hasta las cuatro de la mañana y es un clásico o el Studio Paris, que es otra opción más chic y abre hasta las tres de la mañana los sábados.