1. Pensar en el destino adecuado
Lo primero en lo que hay que pensar es en un destino adecuado. Por supuesto no todos los destinos son igual de recomendables. Es aconsejable elegir un sitio que ya conoces y que no quede muy lejos para el primer viaje. Lo ideal sería un lugar tranquilo donde no haya temperaturas extremas, sobre todo cuando el bebé aún es pequeño.
2. Servicios médicos próximos
Antes de irte de vacaciones, asegúrate de que en el destino elegido haya un buen servicio médico al cual acudir en caso de necesidad. Infórmate sobre el hospital más cercano y busca su dirección. Aunque no tengas que ir, te quedarás más tranquila. En verano las infecciones gástricas suelen ser problemas frecuentes, sobre todo por los cambios de temperatura.
3. Haz una lista de cosas que no debes olvidar
Los objetos indispensables suelen ser un termómetro, un abrigo y el muñeco preferido de tu bebé porque sin él se sentirá perdido. Para no olvidarte nada en casa, repasa la lista antes de irte y llévatela para el viaje de vuelta. Piensa en los objetos difíciles de conseguir en tu destino o los que suelen ser más caros.
4. Ropa, pero sin exceso
No te conviene llevar demasiada ropa para el bebé, lleva sólo lo más básico y necesario. Elige prendas cómodas y frescas que no aprieten al bebé.
5. Ojo con la alimentación
Otro punto importante es la alimentación de tu bebé. Lleva lo necesario para conservar los alimentos en buen estado y extrema las medidas de higiene. Si tu bebé está acostumbrado a tomar leche fresca y piensas que en tu destino no habrá, llevála desde tu casa. También puedes llevar un spray o vaporizador de agua para refrescar a tu hijo.
6. Disfruta
En fin, relájate, piensa en lo bien que lo vas a pasar y haz todas las fotos que puedas para recordar estas primeras vacaciones con tu bebé cuando ya hayan pasado.
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