Seguimos comentando datos del incidente ferroviario de la semana. Como decíamos ayer, las lluvias torrenciales que descargaron 23 litros por metro cuadrado el pasado lunes consiguieron bloquear y paralizar la línea de AVE Madrid-Sevilla por primera vez en 17 años.
Los hechos ocurrieron, concretamente, entre las localidades de Yeles y La Sagra, en Toledo, cuando la fuerza del agua arrastró el balasto que sustenta la vía férrea anulando su capacidad de drenaje. Fueron dos los kilómetros afectados, que obligaron a la empresa Adif, gestora de las infraestructuras ferroviarias, no solo a reponer 1.100 metros cúbicos de dicho balasto sino también a achicar el agua embalsada y retirar la acumulación consiguiente de lodo.
Un total de 84 trenes sufrieron las consecuencias y, con ellos, sus 9.890 pasajeros. Éstos tuvieron que ser trasladados en 50 autobuses contratados por Renfe, dado que las obras llevaron toda la noche. A última hora del martes se consiguió poner en funcionamiento una vía; la otra, al día siguiente mientras muchos viajeros reclamaban airados la devolución del billete sin saber que ésta no es obligatoria si el retraso se debe a causas ajenas a la compañía.