La ciudad de Lleida es un claro ejemplo de los beneficios que el tren de alta velocidad puede dar. Es que desde la llegada del AVE en 2003, el número de pasajeros no ha dejado de crecer, el turismo se ha incrementado y el lugar se ha impuesto como un destino de congresos y convenciones.
Y todo ello se aprecia en los números que hablan de tres millones de pasajeros que alcanzará la estación en esta semana y de una expansión y desarrollo en materia urbanística y turística que se le atribuye a la llegada del tren y que, por supuesto, repercute en la economía de la ciudad.
Así, las cifras indican que, por ejemplo, el número de congresos se ha casi triplicado desde que el AVE llegó a Lleida, como así también la cantidad de viajeros que se relacionan con el turismo de reuniones.
En tanto, todo ello ha generado un movimiento económico muy favorable y la construcción de establecimientos hoteleros dispuestos a convertirse en plazas donde realizar convenciones. Un impacto positivo que traspasa a la industria del turismo, generando empleo en diferentes ámbitos y, en consecuencia, favoreciendo la economía del lugar en su conjunto.
