En 2010 Renfe percibió un cambio en sus presupuestos cuando se decidió que la financiación pública se reduciría únicamente a las operaciones de transporte de viajeros consideradas “de interés general”. Así, los trenes de la línea de Alta Velocidad no cuentan con subvenciones, a diferencia de aquéllos de Cercanías que sí lo hacen.
Esto supuso que para 2011 las inversiones en Renfe se redujeran a la mitad, con lo cual el presupuesto para la empresa ferroviaria se quedó en 600 millones de euros. Pues la novedad es que para este ejercicio las cuentas favorables a Renfe se han reducido aún más, con un recorte de 200 millones de euros para 2012.
Esta importante reducción de la inversión destinada a la operadora del servicio ferroviario en nuestro país se engloba dentro de las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros con el objetivo de corregir el déficit público.
Por otro lado, Renfe tiene planeado para este año dotar de conexión WiFi a todos sus AVE, de lo que se derivarán nuevos gastos para la compañía. Aún así, para adaptarse a la demanda, Renfe ha comenzado en 2011 a implantar un nuevo sistema de tarifas. Este sistema se caracteriza por su mayor flexibilidad, siguiendo el modelo utilizado por aerolíneas y hoteles, en una gestión dinámica de los precios.