Las faraónicas obras de la Variante de Pajares, el sistema de túneles de doble vía que ha de atravesar la cordillera Cantábrica para enlazar Asturias y León, en el tramo correspondiente a la línea de Alta Velocidad Madrid-Gijón, son una constante fuente de noticias, casi ninguna buena, que proporcionan jugosa materia prima a la prensa del Principado.
Si a la falta de fechas concretas para su puesta en marcha, después de varios retrasos, se sumaban semanas atrás las desoladoras imágenes de las filtraciones de agua que amenazan con dar al traste el proyecto (en algunos casos, más que filtraciones parecían chorros de agua a presión, con mil litros por segundo; no en vano está latente la amenaza de que la comarca se quede sin acuíferos), la última bomba es la que pone de manifiesto los abrumadores sobrecostes.
Y es que se ha establecido una sonrojante comparación, también de gran actualidad y polémica: el Canal de Panamá. Los trabajos para ampliar el paso entre el Atlántico y el Pacífico en su primer centenario se convirtieron en portada de prensa días atrás por la negativa del grupo de constructoras adjudicatario, entre ellas la española Sacyr, a continuar adelante si el Estado panameño no le pagaba los sobrecostes millonarios sobrevenidos por problemas geológicos y retrasos.
De momento la cosa sigue sin solución, pese a la visita de la ministra de Fomento, Ana Pastor, y las negociaciones que se llevan a cabo. El coste total de esa gran infraestructura ascendería a 3.525 millones de euros, si se incluyen esos extras que reclaman las empresas. Lo grave es que, aunque no se pueden facilitar cifras, porque aún no se han podido calcular, el presupuesto de la Variante con su correspondiente sobrecoste es aún mayor que el de Panamá.
Sí se sabe que, frente a los 1.000 millones de euros establecidos iniclamente, ya van invertidos más de 3.000 y se podrían alcanzar los 3.550. Pero es una aproximación porque no hay fecha de apertura y de haberla sería sólo para uno de los tubos. Además, falta solucionar la difícil cuestión de las filtraciones. Otra comparación de actualidad es con el trazado ferroviario de Pajares, que se realizó en el siglo XIX en mucho menos tiempo a pesar de las limitaciones técnicas de entonces.
Ello puede dar una idea de la complejidad del proyecto ferroviario del AVE asturiano y de los problemas aparecidos, en este caso por la falta de estudios hidrogeológicos previos, el uso de un trasdós de baja calidad y las sempiternas prisas políticas por inaugurar.
Vía: La Nueva España