La línea de AVE Córdoba-Málaga atraviesa la Cordillera Bética, por lo que ha sido necesario horadarla para construir una serie de túneles que permita el paso del tren cuya longitud total suma 19 kilómetros. El más largo de ellos -y de toda Andalucía– es el de Abdalajís, que atraviesa la Sierra de Guadalhorce desde las inmediaciones de la estación de Antequera Santa Ana hasta la zona oeste del embalse.
Son 7 kilómetros de dos tubos comunicados entre sí por 19 galerías de comunicación separadas entre sí de 350 a 700 metros y con una longitud total de 500 metros. Sirven de salidas de emergencia en casos de evacuación y, para mayor seguridad, disponen de puertas abatibles de apertura manual, teléfonos, extintores y bocas de incendios.
Los trabajos empezaron en 2003 y dos tuneladoras de doble escudo TBM, a las que se bautizó como la Alcazaba y la Mezquita, tardaron en concluirse 26 meses. Una labor difícil y muy compleja por las características geológicas del terreno: el subsuelo está compuesto por acuíferos que continuamente drenaban agua a la obra y forzaron a los ingenieros a canalizar las aguas procedentes de las montañas hacia unas balsas de decantación que se situaron en las bocas de los túneles, donde son depuradas para su reaprovechamiento en regadíos.
Y es que ésa es una de las características del túnel de Abdalajís: su integración ambiental protegiendo fauna, flora y sistemo hidrológico, para lo cual se destinaron 12,8 millones de euros.
