Aunque el acto oficial de inicio de obras fue el pasado mes de junio, hasta diciembre sólo se prepararon los accesos y de servicio. Pero ahora se puede decir que ya están en marcha la construcción de la gran estación del AVE a Barcelona que habrá en la ciudad condal: La Sagrera. El plazo de ejecución será de cuatro años y medio, aunque en esta primera fase se procederá con las estructuras y los accesos con un presupuesto de 613 millones de euros y que, se espera, estarán listos a finales de la primavera. Para no tener que aguardar al año 2016 seguramente se habilitará provisionalmente una parada para el tren.
La excavación que se lleva acabo para cimentar la estación tendrá unos 500 metros de longitud por 80 de anchura y 35 de profundidad, removiéndose 2 millones de metros cúbicos de tierra, tres veces más que en el túnel del Eixample. Parte de ese material se quedará en las inmediaciones para su reutilización mientras que otra parte se transportará para restaurar viejas canteras.
El edificio estará ordenado en 6 niveles que servirán para acoger los diferentes andenes a los que dará servicio -Alta Velocidad, media distancia, Metro-, además de una estación de autobuses y un parking. La Estación de Sants se quedará pequeña a su lado (aunque ambas estarán comunicadas mediante el túnel de Provença), dado que se espera que por La Sagrera pasen 92 millones de pasajeros al año (contando todos los servicios), 50 más que en la otra. Por encima se alzarán varios bloques de gran altura dedicados a comercio y hostelería con una superficie total de 180.000 metros cuadrados, lo que supone mayor tamaño que la T1 del aeropuerto de El Prat. Y, en los alrededores, se erigirán 9.000 viviendas -el 43% de protección oficial- que multiplicarán la población de la zona en 25.000 personas.
Los trabajos comenzaron el pasado mes de diciembre retirando cuatro centenares de árboles del vecino Parque de San Martí, un tercio del cual se destinará a campamento provisional para los obreros. También se ocuparán algunos solares aledaños para instalar plantas hormigoneras. En cualquier caso, de forma que se evite la salida excesiva de polvo, pues una de las mayores preocupaciones del Ayuntamiento es que las obras repercutan de la menor forma posible en la vida ciudadana, algo pactado con ADIF y las empresas concesionarias.