Aunque el próximo 31 de julio era la fecha originalmente prevista para proceder a la liberalización del sistema ferroviario español, de momento el ministerio sólo abrirá a la libre competencia los trenes turísticos.
En efecto, los demás (Alta Velocidad, Larga Distancia, Media Distancia y Cercanías) seguirán dependiendo de Renfe sin fecha límite concreta, aunque no antes de diciembre de 2019, que es la propuesta por la Comisión Europea para aplicar esa liberalización al sector en todo el continente.
De hecho, no sólo hay un retraso sino también modificaciones en las condiciones: las empresas privadas que aspiren a operar una línea de AVE o Larga Distancia, por ejemplo, deberá ganar la licencia en un concurso. Además habrá un número limitado de tales licencias, para las cuales Renfe gozará de ventaja al disponer de título habilitante para todos los servicios sin necesidad de pujar por ellos.
Teniendo en cuenta que Cercanías se liberalizarán incluso más tarde, el resultado es un proceso paulatino y progresivo, más acorde con lo que va a hacer el resto de Europa, para evitar que la situación se embrolle demasiado.
En cambio, Italia ya está metida de lleno: en el tren de alta Velocidad del país transalpino ya se ha postulado una empresa a competir con el operador público, algo que, por cierto, ha producido una considerable bajada de precios en los billetes.
En cualquier caso parece poco probable que haya más de dos operadoras compitiendo por la misma línea a no ser que ésta tenga un tráfico muy elevado y haya trabajo -y, por tanto, beneficios-, para ellas en múltiples franjas horarias.
Pero eso es algo que hoy por hoy sólo se da en la ruta Madrid -Barcelona y, si acaso, el Corredor Mediterráneo, quedando las demás bastante por debajo. En tal caso la concesión sería similar a la que se da en las lineas de autobuses, por ejemplo, con una sola compañía operando.
Vía: La Nueva España