Después del éxito del consorcio español para la construcción del AVE en Arabia Saudí, España se situaba entre las favoritas en los concursos para otros proyectos millonarios para construir líneas de Alta Velocidad en el extranjero. El accidente ferroviario de la pasada semana en Santiago de Compostela, en el cual fallecieron 79 personas, podría ser un punto de inflexión de cara a esos macroproyectos.
Pues esta tragedia ha hecho que la imagen de seguridad y fiabilidad de la Alta Velocidad española fuera puesta en cuestión. Este asunto ha despertado un gran nerviosismo entre las autoridades y empresas españolas integradas en el consorcio para la puja de estos grandes contratos en el extranjero.
Así, desde Renfe y el Gobierno se han preocupado en resaltar que el descarrilamiento del tren la pasada semana “no es un accidente de la alta velocidad española”, ya que el tramo por donde circulaba el tren eran vías convencionales. Por otro lado, el presidente de la operadora ferroviaria señaló que el tren del accidente no era un AVE sino un Alvia.
En el caso del proyecto del AVE brasileño, cuya licitación podrá exceder los 13.000 millones de euros, se exige a los participantes en el concurso que no hayan tenido “un accidente fatal” en el periodo de los últimos cinco años. Si bien los AVE en España no registraron ninguna victima mortal desde su arranque en 1992, el reciente accidente con sus fatales consecuencias puede ser visto como una mancha negra en este historial.
Imagen de Ian Muttoo en Flickr