Con todas las miradas puestas en los trabajos del trazado del AVE en Barcelona a su paso junto a la Sagrada Familia nadie se imaginó que la noticia iba a saltar en otro punto de la ciudad: el distrito de Sant Andreu. Allí un equipo arqueológico anunció el hallazgo de un enterramiento prehistórico de eṕoca neolítica muy cerca de la estación Sant Andreu Comtal, con una antigüedad que se calcula en torno a 5.000 años.
La tumba contenía un esqueleto que puede suponer la confirmación de las sospechas sobre la existencia de algún poblado en el entorno, aunque no es el único hallazgo realizado: «Se han localizado restos que van de la prehistoria al Rec Comtal del siglo XIX, una joya de la arquitectura hidráulica», explica Ferrán Puig, director del Servei d’Arqueologia del Museu d’Història de Barcelona. En efecto, durante los últimos dos años también han ido apareciendo una villa romana del Bajo Imperio (siglo IV d. C) y una necrópolis medieval situada dentro de la Torre del Fang, un edificio de Clot-Espronceda. Por contra, lo que los vecinos pensaban que era un refugio antiaéreo de la Guerra Civil resultó ser simplemente un pozo de agua.
El lugar concreto del hallazgo prehistórico es al comienzo del túnel del Ensanche, justo donde se está construyendo la nueva estación de Alta Velocidad, y el contexto fue el de las habituales prospecciones arqueológicas previas, preceptivas por si aparecen restos, como así ha ocurrido. Algo muy diferente a lo que solía hacerse en otros tiempos y razón por la que el estado de conservación del esqueleto no es bueno, máxime al tratarse de un barrio donde fueron frecuentes las obras de remodelación urbana. Ahora, en cambio, los trabajos del tendido del AVE no han supuesto daño alguno para el yacimiento arqueológico, al igual que la labor científica en él tampoco supondrá un obstáculo al progreso.
