El nuevo gobierno de Portugal ha hecho pública oficialmente su decisión de suspender el tendido de Alta Velocidad que debía enlazar Lisboa con Madrid como parte de una serie de medidas para luchar contra la crisis económica. El Partido Conservador luso siempre mostró muchas reticencias al proyecto que defendía el socialista José Sócrates, empeñado en desarrollar la línea a pesar de la difícil coyuntura de la economía, y ahora el nuevo primer ministro, Pedro Passos Coelho, da el temido pero esperado -porque así lo había anunciado- paso.
Ello supone dejar a la mitad las obras, que ya habían empezado en el país vecino, aunque no se descarta que en el futuro, si se superan las dificultades, puedan retomarse. Eso sí, empezando casi desde cero porque la idea del ejecutivo es hacer un proyecto nuevo que requiera un coste menor y unas fechas distintas. A esto se refería el ministro de Fomento español, José Blanco, cuando explicaba que se reuniría con su homólogo portugués, una vez se forme el gabinete, para aclarar si se trata de una decisión definitiva o sólo un aplazamiento.
Sea cual sea de los dos, Blanco afirmó que se trata de una “mala decisión” que afectará a España, dado que ésta consideraba la línea como “prioritaria” en la UE, con cuyos fondos se financiaba.
El otro foco de atención está en el AVE a Extremadura, que era el eslabón entre el España y Portugal. Guillermo Fernández Vara, presidente en funciones de la comunidad, asegura que la suspensión no tiene por qué afectar al tramo que discurre por la región enlazando Navalmoral de la Mata, Plasencia, Cáceres, Mérida y Badajoz.