Si creías haberlo visto todo en el sector turístico, te has equivocado. Ya nada es lo que parece. Innovar o morir, esa es la cuestión, habrán pensando algunos… Para promocionar el lanzamiento de una nueva línea de productos, la marca de caña de azúcar londinense Tate & Lyle Sugars tuvo una idea descabellada, curiosa y muy dulce: abrir las puertas de un hotel que estuviera íntegramente decorado con toda clase de dulces y golosinas.
Una casa ubicada en la calle Dean Street, en el Soho de Londres fue el lienzo de 14 artistas pasteleros que la convirtieron en un hotel lleno de dulces adornos.
Más de 2.000 horas de horno, 900 horas de montaje y unos 1.300 kilos de azúcar han dado paso a esta obra de arte que emula el cuento de los hermanos Grimm, Hansel y Gretel.
Tortitas, pasteles, caramelos, chocolates y otros dulces forman la estructura del hotel. El interior de los dormitorios está prácticamente construido con ingredientes comestibles.
No obstante, lo bueno dura poco y este sueño de cualquier goloso estuvo abierto sólo durante 24 horas para que el público pudiera visitar y saborear el proyecto.
Además,y para hacer justicia a su denominación de hotel, a una pareja de afortunados se le permitió pasar la noche: una verdadera luna de miel.
