Descubre qué hacer en Budapest, la ciudad que tantos viajeros han denominado como “la más bella de Europa”. Budapest es una de las grandes capitales que puede disfrutarse con el aire en el rostro, la luz del sol en la piel y un sinfín de actividades y atracciones que disfrutar a orillas del Danubio. Desde un baño termal a la contemplación de obras de arte, de sus barrios y de su arquitectura.
Además de ese otro placer que es saborear la más variada y exquisita gastronomía disfrutando de las vistas desde las azoteas, ¡en Budapest todo puede hacerse en el exterior! Lo que convierte a la capital de Hungría en un perfecto destino para este verano. ¡No te olvides el bañador!
Danubio y balnearios
Con tanto que ver es fundamental que organices los días de tu viaje a Budapest, alternando paseos y relax. Para eso, nada mejor que aprovechar todas las actividades que alimenta el Danubio, acuáticas y deportivas. Justo en el centro de su curso, la Isla Margarita es un paraíso natural en mitad de la ciudad. Con muchas cosas que descubrir, como la fuente musical, que se pone en marcha cada hora con sus chorros surgiendo al ritmo de las melodías.
En los jardines japoneses, cascadas, canales y estanques conectan esculturas, bonsáis, nenúfares y peces de colores. Junto al pequeño parque zoológico forma un conjunto ideal para recorrer en una bicicleta de alquiler. La que aparcarás para refrescarte en Playa Platinus, un complejo de piscinas de agua termal que nada tiene que envidiar a la orilla del mar.
Bajo Budapest existen numerosos manantiales de aguas termales que alimentan sus balnearios, muchos concebidos para disfrutarse en el exterior, formando grandes piscinas rodeadas de arquitectura mágica. ¡Convierten la ciudad en el perfecto destino de veraneo urbano!
Arquitectura de cine en Budapest
Blade runner 2049, Hellboy 2, o Inferno -continuación de El código Da Vinci– son algunas de las películas rodadas aquí. No es casualidad que los mejores directores escojan sus lugares declarados Patrimonio de la Humanidad como escenario de sus obras. Es habitual que en sus calles se sucedan diferentes estilos, alternando fachadas modernistas y art noveau con suelos adoquinados, iglesias góticas y rincones renacentistas.
Todo convive con naturalidad, y no solo eso, sino que consigue un hermoso resultado, creando un escenario de auténtico cuento de hadas. Uno de nuestros lugares favoritos para experimentarlo es la Colina de Buda, con su castillo en lo más alto, con sobre el lado de Pest, estatuas, torres e iglesias como la de San Matías. Otra de las mejores cosas que hacer en Budapest es visitar el Panoptikum, un sistema de cuevas que sirvió de prisión y donde estuvo retenido Vlad Tepes, la figura histórica que inspiró el conde Drácula.
Arte urbano y gastronomía húngara
La belleza tiene mucho que ver con el arte y la creatividad, y eso en Budapest no solo es algo histórico, sino vivo y presente. Junto a lo tradicional ha ido creciendo la labor de artistas callejeros, hasta formar un museo moderno al aire libre. Hay murales que surgen del suelo con motivos contemporáneos. Como el que celebra la victoria futbolística de Hungría contra Inglaterra o un mural en homenaje al diplomático español Ángel Sanz Briz, que salvó numerosos judíos de las manos de los nazis.
Naturalmente, también el retrato de la emperatriz Sissí o el mural del cubo de Rubik, que celebra a su inventor húngaro. De cerca solo verás un montón de puntos de colores y, al alejarte, ¡la imagen aparecerá ante ti! En todas partes verás unas pequeñas esculturas, como si se tratara de objetos de decoración abandonados, que son las divertidas obras del artista local Mihály Kolodko. Pero, sobre todo, hay que combinarlo con sus delicias gastronómicas y los excelentes vinos Tokaji, como Szamorodoni, Aszú, o Eszencia.
Pero no todo acaba en ellos. Para la experiencia gastronómica completa hay que subir a los locales ubicados en las azoteas y disfrutar de la puesta de sol y las vistas 360º sobre toda la ciudad. Algo especialmente recomendable con las luces nocturnas y un cóctel servido a la mesa. Aunque también son lugares perfectos para hacer una parada en mitad del día y disfrutar de un refresco, una cerveza, o algún plato local.
Junto con las playas artificiales a las orillas del Danubio, donde te servirán directamente en la tumbona, mecido por el rumor del agua, las azoteas de la ciudad son el complemento perfecto de actividad y relax veraniego.
En Budapest, el síndrome de Stendhal, esa paralización que le ocurre al viajero cuando está ante un lugar de gran belleza, puede sobrecogerte en cada rincón. Te costará regresar y te será imposible olvidar tu experiencia. Ahora que ya sabes qué hacer en Budapest, ¿cuándo planeas tu viaje?