Dentro de las restricciones presupuestarias que sufren todas las infraestructuras en general y el AVE en particular figura la readaptación de los presupuestos de la remodelación de algunas estaciones. Un buen ejemplo de ello es la intermodal de la Sagrera, en Barcelona, a la que se le ha aplicado una cura de adelgazamiento que permitirá el ahorro de 150 millones de euros.
El Ayuntamiento de <a href="Barcelona” target=”_blank”>Barcelona, la Generalitat de Catalunya y el Ministerio de Fomento firmaron hace unos días un convenio para rebajar de 800 a 650 millones el coste final de los trabajos, además de incorporar al proyecto un inversor privado que facilite su viabilidad, proporcione solvencia y, a la vez, mantenga la ambición del asunto. Adif aceptó invertir una cantidad entre 300 y 350 millones de euros a cambio de la concesión al inversor privado de 6.000 metros cuadrados a 60 años que se destinarán a superficie comercial.
El alcalde barcelonés Xavier Trías, la ministra de Fomento Ana Pastor, y el consejero de Territorio y Sostenibilidad Santi Vila llegaron a un acuerdo para salvar las dificultades financieras de esta infraestructura y mantener así el servicio que habrá de dar a la ciudad condal y su entorno metropolitano. Para ello se suprimirán algunos elementos considerados no indispensables al no afectar ni al diseño ni a la funcionalidad.
Por ejemplo, entre las cosas a suprimir figuran un tercio de los 180.000 metros cuadrados previstos en los que figuraban un edificio sobre las vías y parte del aparcamiento, que ve reducidas sus plazas por el momento, en espera de tiempos mejores. Asimismo, tampoco habrá cubierta ornamental para el vestíbulo ni una quinta vía férrea.
Cuando la estación se inaugure permitirá mover 30 millones de pasajeros al año, con vistas a llegar al centenar dentro de dos décadas. Otra cosa es la fecha en que se habrán de terminar los trabajos, pues la inicialmente prevista, 2016, parece poco realista hoy en día.
Vía: 20 minutos
