Continuando nuestra ruta anterior y habiendo visitado ya el monasterio de Voronet, nos encaminaremos a ver los monasterios de Moldovita, Sucevita, y Humor, dejando momentáneamente el de Putna al dedicarle el último de esta serie de post dedicados a los ‘Monasterios de la Humanidad’ de Rumanía.
Monasterio de Moldovita
Siguiendo la carretera en dirección a la ciudad de Câmpulung Moldovenesc, el siguiente de nuestra serie que podremos visitar es el monasterio de Moldovita, construido en 1532. En el, podremos pasear, tanto en primavera como en verano, por un espléndido jardín con rosales que nos inducen a entrar en un estado casi bucólico. En sus fachadas podremos encontrar una de las mejores representaciones pictóricas al fresco del asedio a la ciudad de Constantinopla con todo lujo de detalles, predominando los colores rojos, azules, amarillos y el marrón. Una vez dentro del monasterio podremos ver muebles de la época de su construcción y el trono original del príncipe Petru Rares, hijo de Esteban el Grande.
Ya en dirección Sucevita, en el pueblo de Marginea, podremos pararnos y entrar en un taller de cerámica negra, única por su color natural, y ver cómo los artesanos moldean y dan forma a jarrones, platos y otras esculturas. Luego, si queremos, podremos comprar algún recuerdo en la misma tienda, como por ejemplo una olla con una forma especial para hacer el tradicional sarmale.
Monasterio de Sucevita
Continuamos nuestra ruta y visitaremos el monasterio de Sucevita, rodeado de colinas y este a su vez, de una imponente fortificación de piedra a modo de protección contra los posibles invasores de la época. Dentro encontramos el conjunto de pinturas mejor conservadas de todos, pero una de ellas es especialmente llamativa para el turista, la llamada ‘Escalera de las virtudes‘. En esta pintura podremos ver la representación de una escalera donde, al final del todo, se juzgan las acciones buenas y las malas dejándonos pasar al cielo o tirándonos directamente al infierno representado por un gran monstruo con la boca abierta.
Monasterio de Arbore
En la misma mañana podemos visitar el monasterio de Arbore, el menos accesible de todos, con la peculiaridad de no tener la cúpula que caracteriza a los demás monasterios y pequeñas pinturas que hacen referencia al ‘Génesis’.
Monasterio de Humor
Volvemos a la ciudad de Gura Humorului y por último visitaremos el monasterio de Humor, construido en 1530. Es un poco más pequeño pero no por ello con menos encanto que cualquier otro de los que hemos visitado. Uno de sus mejores atractivos es poder subir a la torre del homenaje a través de su empinada y estrecha escalera. Una vez arriba, podremos hacernos unas fotos y contemplar el hermoso paisaje que lo rodea deleitándonos de una tranquilidad y paz embriagadoras.
Repondremos fuerzas al salir del monasterio en alguna terraza, ya que hay innumerables pensiones por la zona. Allí podremos degustar una buena bors de loboda, si estamos en primavera o verano, una salata de vinete o una trucha acompañada de mamaliga y crema de ajo. Todo ello, si queremos, con una cerveza casera sin alcohol que nos costará 3 lei la jarra (0,65 euros) o un vino de la casa.
Monasterios de Patrauti y Dragomirna
Aunque también están los monasterios de Patrauti y Dragomirna, este último con un precioso lago junto a él, no son tan conocidos al salirse, por así decirlo, de la ruta típica de los monasterios. Otra opción es intercalar algún museo tradicional, como el museo de costumbres populares de Gura Humorului, visitar la ciudadela medieval de Suceava, o la mina de sal bajo tierra de Cacica, donde la entrada es de 10 lei por persona (2,20 euros).
Una cosa es segura, no nos cansaremos de ver pueblos entrañables de esta región, Bucovina, que parecen haberse detenido en el tiempo.