Francia es el país del mundo que más visitantes recibe cada año. Su historia, sus museos, sus actividades culturales… Todo está preparado para emocionar al visitante. Pero sin duda, si hay un recurso turístico en el que destaque Francia, es en las rutas, que nos permiten conocer grandes zonas disfrutando de lo mejor de cada población que encontramos a nuestro paso.
Si queremos disfrutar de alguna de las magníficas rutas francesas relacionadas con el vino lo tenemos realmente complicado para elegir: el valle del Loira, por ejemplo, nos asombrará por los maravillosos castillos en los que, incluso, podremos alojarnos, mientras que una ruta por la Borgoña nos admirará por la belleza de sus paisajes naturales. Y los vinos Borgoña son tan especiales…
Pero si hay una zona por antonomasia para el amante del vino, venga del país que venga, esa es Burdeos. Los vinos de Burdeos, en realidad, pertenecen a una región con 57 AOC -Denominaciones de Origen-, donde se producen algunos de los mejores vinos del mundo, blancos, tintos o dulces.
Burdeos es una región dividida por el río Garonne y los dos afluentes que lo forman, el Dordogne y el Gironde. En este espacio se aprecian 3 zonas:
– La zona derecha del Dordogne
– La zona izquierda del Gironde
– La zona entre los 2 ríos, denominada “Entre Deux Mares” (entre dos mares)
Estas zonas, a su vez, se dividirán en 9 subregiones, y en las mencionadas 57 Denominaciones, así que, si nos planteamos un viaje para conocer los vinos Burdeos, ¿por dónde empezar?
La mejor opción, tanto por variedad de vinos como por la calidad e historia de los mismos, es elegir la zona más occidental, siguiendo el margen izquierdo del Gironde.
La primera subregión que atravesaremos será Graves, especialmente conocida por sus magníficos vinos blancos, tanto secos como dulces. Disfrutaremos del vino Sauternes, el vino blanco dulce más exclusivo del mundo, y de los Barsac, la Denominación más singular dentro de los vinos Sauternes. A medida que nos acercamos a Burdeos, la capital de la región y centro neurálgico del comercio del vino desde hace más de 5 siglos, podremos conocer algunos de los vinos blancos que están entre los mejor valorados de Francia, y del mundo entero: los vinos de Pessac-Léognan.
Burdeos es una ciudad en la que merece la pena descansar, y respirar la pasión por el vino durante, al menos, un día completo. Si es posible, se puede visitar a un négociant, los comerciantes de vino que compran vino a granel y lo mezclan y envejecen por su cuenta, creando nuevos y sorprendentes caldos. Su conocimiento de cada viñedo es legendario, así que si tienes la oportunidad, no dejes de asistir a alguna de las catas que organizan.
Una vez abandonada la ciudad de Burdeos, empieza la hora de los tintos, algunos de ellos inolvidables: El vino Pauillac, Médoc, Saint-Estéphe, Saint-Julien, Margaux… Ninguna zona en todo el mundo atesora una colección tan impresionante de magníficos vinos, gran parte de ellos elaborados desde hace siglos en Châteaux (castillos) que reflejan la importancia que estas bodegas han adquirido a lo largo de su historia: Château Margaux, Château Latour, Château Lafite, Château Mouton Rotschild…
Llegamos al estuario del Garonne, donde se une al mar, y terminamos nuestro viaje. Sin duda, el Atlántico es el mejor colofón a un recorrido en el que, si nuestro bolsillo lo permite, podremos disfrutar de algunos de los mejores vinos del mundo. ¿Te animas?