Si estás buscando una playa de belleza salvaje en la que reine la tranquilidad, Es Trenc es tu sitio. Rodeada de dunas y humedales,esta bonita playa es conocida por ser una especie de Caribe mallorquín.
Escondida entre acantilados, esta playa de arena fina es muy popular entre los locales porque es muy tranquila y apta para ir en familia. Si das un paseo desde la Cala Llombards puedes llegar a Es Pontàs, una espectacular roca en forma de puente.
Ubicada en el corazón del Parque Natural de Mondragó, esta cala virgen es una de las más bonitas del sudeste de Mallorca. Arena blanca y el rumor de las olas adentrándose en las cuevas hacen que unas horas en Cala Mondragó sean perfectas para pasar un día practicando deportes acuáticos en familia.
Rodeada de pinos y montañas esta estrecha cala ofrece aguas cristalinas y fina arena en la que tumbarse. Cala Formentor es también famosa por el hotel Barceló que se encuentra en esta zona y que es frecuentado por personalidades de todo el mundo.
Hogar de cormoranes y gaviotas, Cala Mesquida es un verdadero paraíso natural donde pescar, bucear o navegar no está permitido, para poder así preservar la riqueza animal y vegetal de este rincón de Mallorca. Ante este panorama, la única (y mejor) opción es relajarse y disfrutar de la belleza salvaje de esta cala.
Tranquila e inconsciente del paso del tiempo, Cala Varques sólo es accesible a pie o en barco. Sin embargo, el esfuerzo de un largo paseo merecerá la pena desde el momento en el que pongas un pie en la arena blanca y se abra ante ti un mar turquesa rodeado de bosque y acantilados.